miércoles, 6 de febrero de 2013

Yo no soy antisemita, pero…




Textos críticos con Israel hay muchos. Sobre todo desde la izquierda parece existir la necesidad de repetir una y otra vez las mismas acusaciones. En las últimas entradas en este blog he mostrado la falsedad o exageración de muchas de estas acusaciones o incluso la lógica antisemita que hay detrás de gran parte de estos textos. Evidentemente la etiqueta de antisemita no le gusta a nadie y por ello los autores de textos críticos con Israel han desarrollado toda una serie de estrategias discursivas para defenderse de antemano de la crítica de antisemitismo. Por ello, aquí les invito a realizar un ejercicio: cojan cualquier texto o discurso crítico con Israel y fíjense si utiliza alguna de las siguientes estrategias discursivas para negar la posibilidad de ser antisemita.

1. Inmunización
El autor dice que no se puede criticar a Israel o al sionismo sin que alguien le eche en cara que sea antisemita. Con ello, el autor subraya su valentía, ya que él se atreve a  formular una crítica que le costará probablemente duros ataques. En realidad, lo más probable es que reciba aplausos por casi todos los lados. De hecho no conozco a ningún autor y ningún defensor de Israel que diga que no se pueda criticar a Israel, ni ninguno que diga que toda crítica a Israel sea antisemitismo. No obstante, esta figura de luchar contra las prohibiciones, los tabús y la policía de los discursos políticos se mantiene firmemente. Con esta estrategia discursiva, el autor se inmuniza contra aquellos argumentos que le critican a él o a su argumentación como antisemita. Cualquier sospecha de antisemitismo sólo confirmaría su tesis.

Nota: Para no convertirse en blanco fácil, nuestro autor utilizará siempre – aunque cueste – la palabra “Israel” y “sionismo” y no “judíos”.

2. Obligación moral de la izquierda
El autor subraya que es de la izquierda. La izquierda está en contra de los nazis. Por tanto, quien es de la izquierda por definición no puede tener nada en contra de los judíos. Es más, si alguien de la izquierda está en contra de Israel, tiene que ser porque los judíos se comportan como nazis. Además, con el argumento de que Israel se comporta como los nazis, es una obligación moral, por así decirlo, para la izquierda, de luchar contra Israel. En la lógica de la argumentación se conoce esta estrategia como petición de principio (petitio principii), una falacia que incluye entre sus premisas implícita o explícitamente lo que se quiere probar.

3. Amigo de Israel y de los judíos
Por si esto no fuera suficiente, para evitar cualquier sospecha de antisemitismo, el autor puede subrayar que es amigo de Israel o de los judíos. Quien es amigo de los judíos no puede ser antisemita. Y como buen amigo se puede criticar a Israel. Lo que es más, como buen amigo se tiene la obligación moral de criticar a Israel cuando se ve que va por mal camino. Por el bien de los judíos / de Israel, ellos deben seguir los consejos de su amigo crítico. Una variante de esta figura es subrayar que uno tiene muchos judíos entre sus amigos.

4. El testigo judío
Una variante de ser amigo de judíos, se encuentra con frecuencia, sobre todo en aquellas regiones en las que históricamente ya se han matado o expulsado a tantos judíos que quedan pocos como para tener un amigo entre ellos. Es la de citar a un buen judío. En esta figura discursiva, el autor cita a un judío crítico con Israel. La lógica aquí es que quien cita a un judío, es imposible que pueda odiar a los judíos. Uno de los judíos más citados en estos contextos es Norman Finkelstein que se está enriqueciendo a costa de afirmar que los judíos sólo pretenden hacerse ricos con el Holocausto.

No todas las críticas a Israel son antisemitas. Pero negar, de antemano, la posibilidad de la existencia del antisemitismo, en las propias filas, significa no ver lo que no se quiere ver. No mediante la defensa a la acusación del antisemitismo, sino únicamente mediante el distanciamiento de toda retórica antisemita, la izquierda puede seguir empeñando su papel a favor de la razón, la ilustración y la emancipación.