Hamás representa lo contrario de los valores de la
izquierda. Hamás es homófobo y sexista. Hamás combate, tortura y mata a sus
opositores. Hamás es autoritario, teócrata y yihadista. Hamás quiere acabar con
la existencia del Estado de Israel por ser el Estado de los judíos. Hámas mata
a judíos por el mero hecho de serlo y quiere acabar con todos los judíos del
mundo porque piensa, en su manía, que están detrás del capitalismo, del bolchevismo y de la revolución francesas. Hamás es antisemita.
Por todo ello, no podemos considerar a Hamás un socio válido en la lucha por la emancipación.
No es un interlocutor válido para un diálogo crítico y, no obstante, solidario.
Hamás debe ser el enemigo de
cualquier proyecto de la izquierda. La izquierda que merece este nombre se
tiene que distanciar clara e inequívocamente de este grupo terrorista y
fascista-clerical. Y ello independientemente de lo que se piense de la política
de Israel. Independientemente de si se condena, entiende o justifica la
política de Israel: nada, pero absolutamente nada, debe hacer creer a una
persona comprometida con la emancipación que Hamás es un socio en esta lucha.
Hamás no es el pueblo palestino. Gran parte del pueblo
palestino apoya a Hamás, pero aún así, no son idénticos. Hamás también es el
enemigo del pueblo palestino. Es el enemigo de las mujeres, de las minorías sexuales
y religiosas y de los librepensadores. Es el enemigo de los niños y de la
población civil que los utiliza como escudos humanos en su sucia guerra. Ser propalestino, estar a
favor de la población civil palestina, ser de izquierdas, debe ir parejo a una
oposición Hamás – una vez más: independientemente de lo que se piense sobre
Israel.
Pensar que Hamás es sólo un producto de la política de
Israel, es paternalista, supone liberar de toda responsabilidad a los terroristas por sus actos. Es como
disculpar a los nazis por lo que hicieron, justificando sus actos en la difícil situación económica que atravesaban.
Nadie está obligado a odiar a los judíos e intentar asesinarlos. Cuando vea una manifestación “propalestina” que se oponga
claramente a Hamás, entonces sabré que se tratará realmente de una
manifestación en favor de la población palestina y no sólo en contra de Israel.