En las últimas cinco entradas hemos podido ver cinco formas de
antisemitismo actual, bien diferenciadas:
el antijudaísmo, el antisemitismo racial/nacionalista, el antisemitismosecundario, el antisemitismo islámico y el antisionismo antisemita oantisemitismo antisionista.
No obstante, en
la realidad, raras veces encontramos estos tipos ideales y más bien
encontraremos mezclas y alianzas políticas que, a primera vista, podrían
parecer extrañas como por ejemplo la alianza de movimientos emancipadores con
movimientos represivos clericales contra la política de Israel, por sólo
nombrar algunas.
Es justamente el
carácter multifacético del antisemitismo el que ayuda a negar las propias
tendencias antisemitas. La alusión a una forma específica de antisemitismo
puede servir para marcar la posición propia como no-antisemita. Así sirve, por
ejemplo, la referencia al antisemitismo racial de la derecha a cierta izquierda
para negar el antisemitismo en las filas propias.
A pesar de la complejidad
del tema, podemos resumir que ciertas formas, aunque no son exclusivas de una
región, un tiempo histórico o una ideología política, pueden ser dominantes o
al menos más comunes, en un contexto específico. El antijudaísmo fue dominante
en un tiempo histórico donde el poder de la Iglesia era mayor al actual- en
España quizá hasta los años 70 del siglo pasado. Además, dentro del
cristianismo esta forma de antisemitismo se encuentra específicamente en el
catolicismo y en la variante luterana del protestantismo. El antisemitismo
racial/nacional fue la forma dominante de los Estados europeos en la creación y
definición de sus Estados nacionales, desde finales del siglo XIX hasta la
segunda guerra mundial. Ambas formas, el antijudaismo y el antisemitismo racial
sobreviven hoy en día en círculos ultraconservadores o de extrema derecha.
En el espacio
público encontramos normalmente las otras formas de antisemitismo. El
antisemitismo democrático se encuentra en el centro político de la sociedad, el
antisemitismo antisionista es más dominante en la izquierda antiimperialista y
el antisemitismo islámico se encuentra sobre todo en países árabes y en
comunidades de inmigrantes de estos países en Europa.
Podemos entender por tanto al antisemitismo como una estructura semántica
básica capaz de crear alianzas por encima de las fronteras ideológicas. El
antisemitismo es capaz de adaptarse a nuevas situaciones históricas y sociales.
Además tal como el paranoico no percibe su propia paranoia, el antisemita
actual no cree que lo es. Es esta capacidad de adaptación, junto con la
negación del propio antisemitismo lo que lo convierte en algo tan persistente.